Una vez allí montó su campamento, con algunas dificultades, pues nunca había acampado y montar tiendas de campaña no era lo suyo.
Una mañana tuvo el placer de conocer a Mamadú, un habitante de un poblado cercano, que se ofreció, sin ánimo de lucro, a ayudarle en su tarea, pues él conocía aquél río como la palma de su mano.

Las aguas del río iban cada vez aumentando la velocidad, en un momento, sin saber ni cómo ni por qué, la barca dio un vuelco, Mamadú y Brad cayeron al río, la corriente era muy rápida, Brad comenzó a chapotear, moviendo los brazos desesperadamente al darse cuenta de que sus pies no tocaban tierra. En cambio Mamadú se movía como pez en el agua. Brad gritó: "Mamadú ayúdame, que me ahogo" y él respondió: "¿Qué pasa, que no sabes nadar?" Brad, tragando agua, respondió "No", a lo que Mamadú contestó "Brad, tenías razón, me he perdido media vida, pero me parece que tu vas a perder la vida entera".
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